Una mirada al segundo mural sobre migración, justicia y esperanza
Este mural, más que una pintura, es un grito silencioso lleno de amor, dolor y resistencia. En el centro, una madre abraza a su hijo como si ese gesto pudiera detener el tren de la migración, como si con sus brazos pudiera evitar que la distancia los separe. Es un abrazo que habla por miles de familias que cada año se ven forzadas a despedirse.
La obra fue creada por el equipo PREUVS UPNFM 2025 junto a jóvenes del Instituto La Ceiba, como parte de un ejercicio artístico y educativo que busca que los estudiantes expresen sus ideas sobre la migración y el arraigo a través del arte.
A un lado, los rostros que alzan pancartas preguntan por quienes se fueron y no regresaron, reclamando justicia y recordándonos que migrar no siempre es llegar. Al fondo, la tierra sembrada, el maíz y los colores vibrantes nos muestran que aquí también hay vida, historia y raíces.
Este mural es también una invitación: a mirar lo que tenemos antes de pensar en lo que nos falta. A reconocer que, aunque otros países tengan oportunidades, nuestras comunidades también tienen belleza, fuerza y potencial para crecer.
Porque cuando el arraigo se cultiva con dignidad, quedarse no es resignarse: es decidir construir un futuro con nuestras propias manos, desde donde todo comenzó.
¿Ya viste el primer mural de esta serie? Descúbrelo aquí:
Mensaje para ti, estudiante:
ResponderBorrarMigrar no siempre es un sueño, muchas veces es una necesidad.
Dejar tu tierra, tu gente, tus costumbres… no es fácil.Sabemos que hay desafíos, pero también hay oportunidades aquí, donde naciste.Este suelo tiene historia, cultura, y sobre todo, tiene futuro… si tú decides construirlo.Valora lo que eres y de dónde vienes.Estudia, crea, lucha y crece aquí, donde tus raíces ya están sembradas.
No te vayas por falta de esperanza:
quédate para sembrarla.
Este mural no solo se contempla, se siente. Es imposible mirar ese abrazo sin pensar en todas las veces que el amor ha intentado frenar la partida un gesto tan simple y humano que se convierte en símbolo de resistencia, de esperanza y de un arraigo que aún respira entre nosotros.
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